Esta canción la escuché por primera vez en la voz de Susana Rinaldi cantada en francés. Y aunque no conocía ese idioma, su carácter, esa implicación que me hizo estremecer, me llevó a traducirla. Y al hacerlo me encontré con que mis visiones en relación con lo que cantaba, habían sido verdaderas.
Esta es una canción de amor. No de ese amor del que hablaba Freud en sus dos variantes que tienen que ver con la posesión del otro, sino del amor, el que, cómo decirlo, más que posesión es renuncia. Renuncia a nuestro pequeño ¨gran¨ mundo, que es lo único que creemos tener, cuando el asunto es ¨tener".
Una canción de amor, una canción del amor que se despide.
De ese amor que desfallece en la frase de Goethe: "Volveremos a vernos, volveremos a encontrarnos y bajo todas las formas, nos reconoceremos. Adiós, yo siento ya el peso del mañana."